lunes, 27 de agosto de 2018

Evolución, que dice y que no dice la ciencia

La teoría de la evolución podría considerarse, a la par de la teoría de la relatividad, “la teoría más popular” de nuestros tiempos, y, por tanto, una de las favoritas para ser objeto de ataques, en un intento de desprestigiar, o incluso refutar sus postulados.

Pero, ¿qué tanta razón tienen quienes afirman: “la evolución es falsa, es solo una teoría que no ha sido demostrada...” ?,   Para responderlo, el primer paso sería tener claro que es exactamente una teoría.

Hablando en el contexto coloquial, la palabra teoría, ha adquirido un significado bastante distante del significado que tiene en el contexto científico, dicha distorsión ha calado tanto en nuestro lenguaje, que no es raro ver incluso a personas con títulos de pregrado, usando la palabra “teoría” como sinónimo de “hipótesis”, o “suposición”, lo cual es un error de nivel A.

Para definirse una teoría científica, deben cumplirse una serie de requisitos, entre ellos:

  ü Una teoría científica debe ser capaz de describir de forma precisa, datos que se recolectan de forma empírica, además de permitir hacer predicciones detalladas acerca de los resultados de futuras observaciones o recogidas de los datos que describe.
  ü Debe ser falseable, es decir, puede ser sometida a pruebas que tengan por objetivo demostrar su falsedad. Contrario a lo que se cree por cultura popular, las teorías no pueden ser simples “opiniones” que no deben ser juzgadas.
  ü Debe ser aceptada por la mayoría de los científicos de las áreas que le competen.
  ü  Lo más importante, debe estar sustentada en datos científicos, obtenidos a partir de la validación de hipótesis por el método científico.

Además de esto, Karl Popper (1902-1994) decía que: “Toda “buena" teoría científica es una prohibición: prohíbe que ciertas cosas ocurran. Entre más cosas una teoría prohíba, mejor se vuelve”.

En resumen, en el contexto científico, una teoría debe cumplir con el propósito de describir fenómenos, pero también ser capaz de predecirlos, aun cuando la ocurrencia de estos, se aleje en cierto sentido, de las circunstancias específicas de ocurrencia del fenómeno con el que se definió la teoría inicialmente.

Teniendo en cuenta el significado que recibe en el ámbito científico la palabra “teoría”, es más que claro que desprestigiar la teoría de la evolución con la premisa de que por ser una teoría, es solo un supuesto; es una apelación a la ignorancia.

Pero, si la evolución es aceptada por la mayoría de científicos competentes, es basada en la recolección de datos empíricos, obtenidos a partir del método científico, es falseable, y también, fija limitaciones de que puede o no ocurrir, ¿que postula?, ¿Cómo podría ser validada en hipótesis comprobadas, si no se ha encontrado el eslabón perdido que dice que hay entre la evolución del mono al hombre (o ser humano, para no herir sensibilidades) actual?

Bien, hablar de lleno sobre los postulados de la teoría de la evolución, va mucho más allá de la capacidad del post, pues la teoría ha tenido un desarrollo de siglos, para formarse lo que tenemos hoy en día, pasando desde Lamarck (el primero en hablar sobre evolución, aunque estaba equivocado), a Darwin (que explicaría el mecanismo de la evolución a partir de la selección natural), hasta MacLeod y McCarty quienes descubrieron el ADN y una cantidad más de importantes mentes.

Pero las demás interrogantes dan paso a suprimir las dos aseveraciones erróneas más comunes que se tienen de la teoría de la evolución:

Primero, Darwin no indica en ningún sentido que los humanos son descendientes evolucionados del mono actual, sino que afirma que tanto monos (entendiéndose en el sentid coloquial) como humanos, tenemos un ancestro en común (esto tiene más sentido cuando sabes que el hombre y los gorilas, pertenecemos al mismo género taxonómico.)

Segundo: La teoría de la evolución, no plantea que la modificación genética de una especie heredada a las nuevas generaciones, sea de forma lineal, o en cadena, por tanto, no queda lugar a la “falta de un eslabón”, dado que tal como se plantea en la teoría, la evolución es una ramificación, entendiéndose que, de una especie, podrían derivarse especies “evolucionadas” paralelas en la cadena, no necesitándose un eslabón entre una especie y otra que derivan de un mismo ancestro, dado que son ramificaciones distintas.

Teniendo en cuenta que los dos “argumentos” básicos para tratar de desligitimar la evolución, son postulados que ni siquiera la misma teoría tiene, nos centraremos en desmantelar otro intento de argumento bastante común (y además estúpido), “no puede ser que siendo tan perfectos los seres humanos provengamos del azar”,  para comprender porque tal afirmación es errónea, desde el punto de vista de la teoría de la evolución, ahondaremos en la aportación que haría Darwin a la teoría: “la selección natural”.

Como se mencionó antes, Darwin no fue ni de lejos, el primero en concebir la idea de especies que evolucionan, pero antes de sus descubrimientos, se desconocía el mecanismo que conducía a la evolución.

Darwin descubriría en su viaje, como funcionaba ese mecanismo, al que le daría el nombre de “selección natural”, que se puede expresar como la siguiente ley general (tomada de la conclusión de “El origen de las especies”):

“Existen organismos que se reproducen y la progenie hereda características de sus progenitores, existen variaciones de características si el medio ambiente no admite a todos los miembros de una población en crecimiento. Entonces aquellos miembros de la población con características menos adaptadas (según lo determine su medio ambiente) morirán con mayor probabilidad. Entonces aquellos miembros con características mejor adaptadas sobrevivirán más probablemente.”

Esto quiere decir que los individuos cuyas características se adapten mejor al medio, dejaran una descendencia que conservara dichas características, pero a la vez, con la diferenciación entre descendientes de los mismos progenitores, además de la característica heredada, el individuo tendrá otras propias, que le ayudaran o no, a adaptarse aún mejor al medio.

Cuando este esquema es repetido continuamente a lo largo de las generaciones, el resultado final es la evolución de una especie en otra mejor adaptada… Aunque la selección natural no es el único mecanismo presente en la evolución (están además la mutación, la migración y la deriva genética.)

Cuando Darwin propuso la selección natural como el mecanismo por el cual los organismos evolucionaban, abrió una nueva puerta que ofrecía explicaciones que hasta entonces eran respondidas por la introducción de elementos sobre naturales, lo que se conoce como “el diseño inteligente”, lo cual limitaba el conocimiento que tenemos sobre nosotros y el mundo, al dar respuestas que no son compatibles con la realidad, sino con la fantasía.

Siendo que el surgimiento de una nueva especie tomaría cientos de generaciones (podría traducirse en ciento o miles de años), la idea que los seres vivos en la actualidad, somos criaturas diseñadas, queda completamente contradicha por otra explicación que, si es observable y con innumerables pruebas a su favor.

Hoy en día la manera más evidente en que la selección natural deja evidencias de su actuar, es en el campo de la microbiología, donde, debido a la innumerable descendencia que se produce en los cultivos de bacterias, la evolución de los individuos tiene efectos más o menos rápidos, citándose por ejemplo el caso de la bacteria Staphylococcus aureus, una bacteria que ha logrado desarrollar resistencia a la penicilina y después a la meticilina, debido a una evolución provocada por la adaptación, la variabilidad genética y la mutación.

En cierto punto, en especies más complejas, la evolución de las mismas, puede ser evidente si se aboga a los diferentes vestigios de ancestros genéticos que aun la especie en cuestión, porta en sus genes, en el caso de los humanos, un ejemplo fácil de estos vestigios seria ese espacio pequeño en el extremo del ojo cercano a la nariz, que representa los restos de lo que en generaciones anteriores fue un tercer parpado que servía para proteger los ojos, al estar sumergidos por ejemplo; los reptiles como los cocodrilos, o las aves como los halcones, aún conservan un tercer parpado bastante desarrollado, no así los mamíferos (aunque hay excepciones), puesto que dejo de ser de vital importancia; (En el cuerpo humano hay presentes una mayor cantidad de vestigios evolutivos, pero será tema de otra entrada).

Hasta acá en cierto punto, se ha dejado en evidencia como la teoría de la evolución, explica de forma más o menos simple, el surgimiento no solo del hombre, sino también de todas las especies complejas que son conocidas hoy en día, y que parecen ser “Perfectas”, (aunque no sea de esa forma), sin la necesidad de recurrir a una “explicación” que tenga de por medio un carácter fantasioso, o de primitiva creencia.

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Si quieres tener un conocimiento más profundo del tema, te recomiendo que leas este articulo donde se habla del surgimiento de la vida en nuestro planeta; y sobre todo, que descargues y leas el libro de Darwin “El origen de las especies” desde este enlace DESCARGAR PDF











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