jueves, 20 de septiembre de 2018

Efecto Dunning-Kruger -cuando quien no sabe, corrige al que sabe-

Seguramente al menos una vez en tu vida, has conocido a una persona que se cree muy inteligente y suele brindar su opinión sobre absolutamente todo lo que escucha, y como si eso no fuera ya de por sí, bastante molesto, le agrega el sin sentido, de creerse tener la razón en todo, aun cuando es muy obvio que no sabe una mier#*, no tiene idea de lo que dice. Pues bien, resulta que estos sujetos no solo no tienen el intelecto para tocarte las narices, sino que ni siquiera saben que lo hacen, es esto lo que descubrieron en su investigación el psicólogo David Dunning y su pupilo Justin Kruger.

El atraco del siglo -mejor que la gran estafa-.

Todo inicio a mediados de los 90´s, cuando se haría popular el robo de dos bancos, de forma consecutiva, a plena luz del día y hechos por un solo sujeto (¿de película no?), siendo nuestro sagaz e incomprendido asaltante, McArthur Wheeler un hombre de 44 años de edad habitante de Pittsburgh.

Cuando fue rápidamente atrapado y en encarcelado, el aturdido Wheeler exclamaba “No lo entiendo, yo usé el zumo de limón”; haciendo alusión a que su plan maestro no presentaba fallas… y sí, es desconcertante como pudo fallar su plan cuando era tan simple e ingenioso, siendo que lo único que debía hacer, era realizar los robos mientras tenía la cara llena de jugo de limón.

La brillante idea la tendría Wheeler semanas antes, cuando dos de sus amigos bromeaban sobre el mito de que, al cubrirse la cara con jugo de limón, una persona seria imperceptible a las cámaras; lo que probaría Wheeler sacándose una foto con la cara llena del zumo de limón, foto que según su testimonio, al ser revelada, su cara no fue enfocada, lo cual era un problema común por la forma en que se revelaban las fotos en la época, sobre todo si el trabajo era hecho por un novato, pero al parecer esto no era una razón de peso para Wheeler, que le llevara a realizar varias veces el experimento, vamos que si dio éxito una vez, ya estaba listo para asaltar los bancos.

Cuando la ridícula noticia llego a oídos de David Dunning, al contrario de lo que pensaría cualquiera, por sentido común, (que Wheeler era alto pendejo, demasiado inocente), Dunning se preguntó a sí mismo “¿Podría ser posible que mi propia incompetencia me volviera inconsciente de esa misma incompetencia?”, y fue entonces que se dispondría a realizar un estudio para responder su singular duda, estudio al cual invitaría a su brillante pupilo Justin Kruger.

Para el estudio seleccionaron a varias personas de diferentes carreras de la universidad de Cornell (Nueva York, EE. UU.), a las cuales se les haría una entrevista en las que se les pedía, calificaran sus propias competencias en las áreas de: gramática, razonamiento lógico, y humor, acto seguido se realizaron test a los participantes, a fin de medir su competencia real en estas áreas.

El resultado resulto bastante revelador para los investigadores y un tanto molesto para los participantes, pues como resultado se obtuvo que aquellos individuos que se autoevaluaron como muy competentes, o más competentes que la mayoría, tuvieron las calificaciones más bajas, mientras quienes se calificaron a nivel promedio, fueron quienes alcanzaron los mejores resultados. Siendo la conclusión del estudio que entre más incompetente es una persona en un área, mayor es la estimación de la competencia que tiene de sí mismo en dicha área.




Pero, ¿cómo podría una persona competente, sentirse competente?

Los investigadores en su conclusión sobre la incompetencia de quienes se valoraban como muy competentes que “Esa incompetencia les impide a su vez darse cuenta de la ausencia de esa habilidad en ellos mismos, así como reconocerla en otros individuos”.

En un ejemplo el efecto podría explicarse de forma simple, supón que se pregunta a una persona con escasos conocimientos sobre matemática, como se calificaría; bien, según el efecto, al tener poco conocimiento sobre todo el amplio mundo de la matemática, la persona pensaría, ilusoriamente, que su poco conocimiento engloba la ciencia en sí, mientras una persona cuyo conocimiento sobre el área, dirá con seguridad que su conocimiento es bastante escaso y tendrá a suponer que lo que él sabe, es similar a lo que conoce el promedio, mientras una persona que ha dedicado su vida entera al estudio de la disciplina, sabrá estimar con precisión su competencia en la misma.

El resultado del efecto es bastante evidente en todos los aspectos sociales de la vida, sobre todo con el auge de las redes sociales (la ventana por la que las personas gritan cuan ignorantes son), un ejemplo clásico podrían ser los ejercicios de aritmética básica, donde la mayoría que contesta bien, tiene a dar una respuesta simple (solo el resultado a secas), mientras quienes dan respuestas erróneas, tienden a dar explicaciones largas, además de mofarse de los demás (quienes tienen la respuesta correcta), como se ve en la imagen, mientras quien tiene razón dice “creo”, otra persona que se equivoca, le dice con seguridad que revise…
Así la próxima vez que una de esas personas molestas que seguro conoces, llegue y quiera presentarse como muy inteligente y comience a hacer afirmaciones gratuitas sobre un tema que evidencia, no conocer, procura no alterarte y entrar en una discusión, pues al final esa persona no solo no sabe lo que dice, sino que ni si quiera se entera, por lo que te aconsejo plantearte, “vale la pena discutir con alguien así?”, seguramente no, aunque seguro te será difícil evitar entrar en la absurda discusión, pues estas personas sin siempre muy molestas con su exceso de confianza (como dijo el gran Darwin “La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento), recuerda que al final lo importante es que cultives tu mente para ti, no para los demás pues lo más importante es mantener tu propia paz, y de igual modo, evita ser tu quien padezca del efecto, y antes de asegurar con ímpetu algo, asegúrate de realmente tener una base sólida sobre la cual mantener tu opinión, además de haberle dedicado suficiente reflexión al asunto.

Recuerda que tus comentarios, dudas o sugerencias, así como correcciones, serán siempre bienvenidos, también te invito a compartir el post si te ha gustado en tus redes sociales, así podría llegar a esas personas molestas que conoces cx.

Puedes consultar el paper original del estudio aquí.


Fuentes





jueves, 6 de septiembre de 2018

Sigmund Freud sobre la religión

Seguramente uno de esos nombres que todos hemos escuchado en algún lado, es el de Freud, lo cual no es de sorprenderse, pues el padre del psicoanálisis representa uno de los intelectuales más influyentes del SXX, esto debido una vasta teorización sobre la conducta humana, que desarrollaría a lo largo de toda su vida.

Freud con la introducción de sus teorías vendría a revolucionar lo que se sabía o mejor dicho, se daba por entendido en la época, sobre la psicología y la neurología (carrera que cursaría en la universidad y en la que iniciaría sus investigaciones), según Freud la conducta humana, (en especial los casos de histeria), tendrían su origen en desviaciones del desarrollo de la sexualidad, proponiendo entre otras cosas, la maduración de la libido, desde los primeros meses de vida; aunque mucha más notoriedad tendría su estructura propuesta para explicar el funcionamiento de la mente, que según Freud estaría divida en tres partes:

El ello (id) representa las pulsiones o impulsos primigenios. Según Freud, constituye el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Contiene nuestros deseos de gratificación más primitivos.
El superyó (super ego), la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y éticos.
El yo (ego) permanece entre ambos. Actúa mediando entre nuestras necesidades primitivas y nuestras creencias éticas y morales. No es sinónimo de la consciencia (existen partes del yo que son inconscientes). Un yo saludable proporciona la habilidad para adaptarse a la realidad e interactuar con el mundo exterior de una manera que represente el mejor compromiso entre los deseos y mociones pulsionales del ello y las demandas restrictivas o punitivas provenientes del superyó.

Si bien, abarcar un compendio de los aportes de Freud, tomaría varios post, a modo de introducción a su persona, podría decirse que sus teorías tendrían como tesis los puntos anteriores.
Ya entrados en materia, es posible hablar sobre el razonamiento por el cual Freud explicaba las religiones (en especial la cristiana, que tiene su origen en la religión judía, con la cual Freud tendría mayor roce), desde su surgimiento, hasta la estructuración que tenían en su época.
Teniendo en cuenta el significado de religión: “f. Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales , principalmente la oración y el sacrificio para darle culto” (RAE.)

Y el hecho de que, al menos en esencia, los cultos o rituales de índole religiosa tienen una antigüedad de al menos 60 000 mil años, según muestran evidencias de sepulturas intencionales, en ocaciones acompañadas de objetos; se hace evidente que contrario a la afirmación común de que las religiones surgieron debido a un interés meramente humano, para ser usadas como instrumentos de control de masas, pues para el momento en que se sitúan insipientes cultos religiosos, los homínidos, u “hombres primitivos”, que deambulaban sobre el planeta, aun no desarrollaban rasgos cognitivos de tal complejidad, en cambio,  como puede ser observado actualmente en las familias de chimpamces, (nuestros parientes más cercanos, sobre lo que se habla en esta entrada http://cienciaconsentido23.blogspot.com/2018/08/evolucion-que-dice-y-que-no-dice-la.html), los humanos para esa epoca e incluso desde milenios anteriores a 60 000 añs atrás, ya contaban con una cierta capacidad de interacción social entre ellos, lo que sugiere que el inicio de estos cultos religiosos vendría a ser más bien una conducta adoptada por los individuos a través de su interacción con el medio.

A través de los estudios, se ha propuesto como motivo del surgimiento de la religión, la necesidad intrínseca del hombre primitivo de comprender la naturaleza en que vivía, (fenómenos naturales, animales de otras especies), de ahí se podría deducir como hipótesis, que los primeros cultos a la muerte, fuesen una forma de los hombres primitivos de rendir culto a la naturaleza quien “los llevaba a la muerte”. (ya lo diría Eisten "En el hombre primitivo es fundamentalmente el miedo lo que produce ideas religiosas: miedo al hambre, a los animales feroces, a la muerte.")


A partir de este punto, las religiones tendrían una evolución a la par de la evolución psicológica y cognitiva de los seres humanos, en cuanto los rituales se volverían más elaborados, y su relevancia en las sociedades primitivas fuera en auge; de esta manera, el carácter de divinidad de la naturaleza (los fenómenos naturaleza eran dioses, dios sol, dios lluvia, dios rio), se va desviando en un sentido de divinidad que trasciende a la naturaleza (lo sobre natural), y los caracteres divinos serian ahora asignados a otros seres, fuera de la naturaleza y de elaboración más compleja, de acá surgirían antiguas religiones como la egipcia, con toda una detallada historia para sus dioses, una cosmogonía y demás.

Freud encontraba en estas religiones primitivas “el carácter sincero del credo religioso”, en cuanto a la “evolución religiosa”, sería solo un intento de racionalizar las creencias además de dogmatizar las mismas. Para Freud, el paso de las religiones desde el carácter de adorar la naturaleza, al surgimiento de la idea abstracta de lo sobre natural, pasando desde las religiones politeístas, a las monoteístas, como el cristianismo, podría ser comparado al desarrollo de los rasgos intelectuales y sensoriales del ser humano, en tanto habría una analogía entre los padres y los dioses en cierto sentido, que explicado de forma sencilla se podría ver así:

En el inicio de la vida humana, usualmente, los bebés están al cuidado de sus progenitores, quienes se encargaran de proveer al bebé de seguridad, alimentos, y cubrir sus necesidades, con el paso del tiempo y el desarrollo de la mente, el niño, dentro de su inocencia, vera en los padres a sus guardianes de todo mal, en tanto le es enseñado por sus padres, conceptos ajenos a su entender, a través de la religión, de este modo un niño que aún no tiene una capacidad intelectual para siquiera plantearse la pregunta del sentido de la vida o el funcionamiento de la naturaleza, la idea de un dios implantada por los padres, solo vendrá a llenar un miedo inconsciente de todo ser humano (a la oscuridad, tormentas y demás riesgos que percibimos por intuición), alimentándose de imaginación, representando los padres la verdadera figura omnipotente y omnipresente.
Pero con el desarrollo al niño comienza a serle bastante notoria la carencia de omnipotencia de sus padres, dejando un espacio vacío al sentido de seguridad inmediata que se acostumbró a tener, vacío que sería llenado por la figura divina que sus padres han implantado en él, con la cual responderá a las preguntas que recién se empieza a plantear, entrando en la adolescencia (preguntas sobre el sentido de la vida, el funcionamiento de su entorno, además de la necesidad de un sentido de pertenencia).

La analogía que, hacia Freud entre esta visión de un niño, con el desarrollo de las religiones, era que en lugar de tratarse de un individuo aislado, las sociedades tenían una evolución similar, pero en colectivo, en tanto se desarrollaban las capacidades intelectuales de los humanos primitivos, las cuales no solo permitían darle un sentido más filosófico a las regiones, pasando de una adoración de la naturaleza, a humanizar a divinidades que englobaran en su totalidad las características que antes se dividían por dioses, y además dotando a esta divinidad con los rasgos “paternales”, que encontraban los humanos en sus primeros dioses, (sus padres).
Todo este razonamiento llevo a que Freud planteara que el hombre extrapolo la figura paterna a un ser divino que si le daría un sentido de protección absoluta, una explicación a todas sus dudas, y más importante aun, un sentido a su vida.
Es de esta manera (en resumen), que una de las mentes más brillantes de la humanidad, explicaba el surgimiento de otro aspecto de la psique humana a la que dedicaría muchos de sus estudios, la “religiosidad”.

Si te gustó el tema y quieres profundizar más sobre el trabajo de Sigmund Freud, puedes descargar sus libros en la sección “bibliografía de ciencia” en la parte lateral del post.
Recuerda que puedes compartir abiertamente cualquier opinión, tanto en un comentario en el post, como en el cuadro de dialogo, igualmente en la barra lateral del blog.


FUENTES
Jones, Ernest (2003). Vida y Obra de Sigmund Freud.
Wade, Nicholas. (2006) Before the Dawn: Recovering the Lost History of Our Ancestors.